El anarquista de los buenos modales (pero con buenas intenciones)
Además de ser vegetariano y amar a los animales, seguro que Adolf Hitler abría la puerta a su esposa Eva Braun cada vez que ingresaban a algún salón o caminaba en el extremo de las acera, junto a la pista, cuando paseaba con ella en Berlín. Todo un caballero, un cándido para los buenos modales de la época, pero ese sujeto acabó siendo el autor intelectual del genocidio judío. ¿Todo un maldito, no?
A veces me pregunto de qué vale tener buenos modales si es que lo que realmente importa con las buenas ideas, la sinceridad y la educación suficiente como para no ser antipático, egocéntrico o conchudo. Los modales no son más que estatutos sociales para calificar las actuaciones de las personas según lo “socialmente” correcto. Y no hay nada peor que exagerar en estos estatutos si es que se busca aparentar pertenecer a una colectividad exclusiva, pensando que solo los más refinados (de plata) tienen el conocimiento suficiente sobre cómo interactuar con el resto.
Me considero un anarquista de los buenos modales, pero con muy buenas intenciones. Es decir, rechazo las convenciones sociales sobre “lo correcto” por estigmatizar a las personas según prácticas alienadas, cuales no necesariamente son universales ya que la sociedad se estructura por un universo infinito de campos sociales (1), para los que cada uno tienen reglas de comportamiento distintas y ninguna es más importante que la otra. Hacer hincapié y exigir buenos modales no es otra cosa que imponer una idea sobre lo que es correcto ante una lógica distinta de interpretar las cosas.
Lástima que no muchos piensan como yo, pero al menos exijo el respeto por la diversidad y tolerancia ante el tema. Personalmente, he pasado por infinitas quejas de exenamorados sobre detallitos como mover la silla para que se siente, abrir la puerta, sentarme al lado del pasadizo en el bus… Siempre me disculpo con lo mismo: “¡Lo siento! Mi intención no era joderte, solo que no lo vi tan importante”.
Una vez recuerdo que una chica me exigía sin tregua todos estos detalles haciendo referencia que ella fue criada así, toda una señorita por su padre… pero tremenda pu** que resultó una vez acabado nuestro lazo pasional. Si algo aprendí de eso es que los buenos modales, algunas veces, sirven para cubrir la mierda de las personas más deshonestas.
(1) Recomiendo leer la obra de Pierre Bourdieu sobre los campos sociales en su libro ‘Razones prácticas’
Foto: Flickr – Fran…