El día que dejé de caminar muchas esquinas por la calle
Dentro de unos momentos saludaré por su cumpleaños a quien conocí en el momento más oportuno para mi nueva etapa emocional e inoportuno para una extraña filosofía que pasaré a contarte.
No me acuerdo quién dijo que las personas indicadas siempre están cerca y que las puedes encontrar a la vuelta de la esquina. En promedio, yo transito por unas 20 esquinas de lunes a viernes. Los sábados el número aumenta a 40 esquinas y el domingo a unas 10 máximo. Haciendo matemáticas, digamos que por día cruzo unas 21.5 esquinas en promedio.
El problema radica en que aún no encontré a esa persona especial, pese a la cantidad de esquinas que crucé. Decidido a poner a prueba la frase, prometí transitar por el doble de esquinas para ver si algo pasa. Hasta hace dos semanas pasaba por 43 esquinas en promedio al día. Para mi muy mala suerte, no encontré a nadie al otro lado de la acera que me quiera conocer, ni si quiera la impulsadora que te regala productos gratis.
Mientras pensaba en el tema, y me proyectaba caminar el triple de esquinas, conocí a Anita en la casa de Wan Ly, uno de mis mejores amigos de la infancia. Ella se sentó frente a mí en el sofá de la sala y decidí conversar sobre cualquier tema para saber si realmente se animaba a conocerme. Como imaginan, todo salió perfecto y en unas horas la visitaré para sorprenderla.
Lo que ella no sabe todavía es que mientras hablábamos se desbarataban mis planes de seguir transitando más esquinas, pues me enseñó que todo llega en el momento que menos lo buscas, una lección que ahora disfruto con más de una sonrisa.