¿A qué categoría la vida sería nominada a los premios Oscar?

La vida es una película llena de tiempos muertos, de aburrimiento, de personajes sin interés, según el cineasta español Fernando Trueba. Sin embargo, entre escena y escena existen puntos de quiebre a la narratividad que hacen de la vida una obra hermosa por unas cuántas horas, hasta minutos. Una cuarto de hotel, un ascensor, un café en Miraflores o una discoteca en Barranco pueden ser el inicio de muchas historias con una trama distinta a nuestra existencia ordinaria.

Los recuerdos son como los viejos VHS en donde grabamos las escenas favoritas, los besos más entrañables y las musas que marcaron historia en el cine. Nuestra memoria es selectiva sobre las experiencias cotidianas, por lo que enmarcamos las vivencias en una secuencia cinematográfica para que el pasado tenga sentido. Incluso, llegamos a ser directores de nuestras películas para rememorar con agrado los momentos tensos.

Todos tienen el filme de su vida mientras se avanza el tiempo para unir cabos sueltos del pasado, la única manera de progresar con una historia en el bolsillo hacia una dirección determinada. Los finales más difíciles, pienso, son aquellos que nos dejan sin aliento y ansiosos por descubrir que el bueno no siempre gana. El ‘Happy Ending’ es un mito. Debe ser por eso que las películas de Disney acaban en el matrimonio, porque luego no hay más felicidad.

Resulta curioso que esta reflexión tenga lugar ahora que recuerdo mi última escena cinematográfica, en la que todo parece que mi nombre no será citado en los créditos finales por falta de protagonismo. Si la vida debe ser nominada al Oscar, puede ser convocada a mejor actriz/actor secundario, pues nuestra existencia siempre se comparte y descubrimos lo mejor de nosotros por los demás.