¿Cómo decir algo sin sonar cursi o ridículo?

La tarde de hoy pasé por un capítulo muy curioso y sincero. Más aún, pienso que tú también has pasado por lo mismo. Hay veces que deseamos decir algo importante, pero no sabemos cómo hacerlo sin ser juzgados de cursis o ridículos. “A ver, cómo te lo digo para no sonar muy idiota o un perdedor”, le dije a una amiga mientras contaba una historia del corazón hace varios meses.

No tengo una fórmula secreta para quedar bien parado, pero confesar que estás en esa situación puede ayudar bastante, pues así preparas a la persona que te está escuchando. No hay que temer al ridículo si lo confesas, pues más vale sincerarse que intentar un discurso protocolar y muy falso.

El riesgo (o lo bueno) de hacer esto es que puedes llevarte una mala reacción que reflejaría la personalidad de quien te escucha. No hay que tener miedo, pienso, en ser suelto de huesos y decir las cosas que se sienten en primera. A esto debe sumarse el contexto y el lugar en donde se conversa, así que se trata de toda una estrategia.

Siento que no hay respuestas correctas tras una confesión sincera, porque se trata de contar algo tuyo sin mayor intención o respuesta programada. Pensar en eso haría que las expectativas acaben por herirnos con ilusiones rotas. Lo mejor para resolver la pregunta inicial es entender que la intención de lo que vamos a decir es forjar una intimidad que enriquezca la amistad a largo plazo. He ahí la respuesta.