Resignación

Hay una edad para las resignaciones y al mismo tiempo la oportunidad de ser tan libre como intransigente. Abandonarte de los discursos cuyas voces se extravían en malas intenciones. No hay héroes para los intereses menos interesantes ni nada de lo que merezca ser rescatado en nombre de fantasmas a futuro alimentados de indecisiones del presente. A pocos les importa que valemos igual siendo incluso unos pocos. Qué nos queda, hijito, sino la resignación… A qué nos despedimos sino hay quien nos espere después de muertos, a qué saben las horas perdidas en dormir.

Deja un comentario