Los sueños humildes

Siempre me caractericé por tener sueños humildes. Quizá para alguien ambicioso mis sueños parezcan propios de un sujeto sin metas en la vida. ¡Pero qué diablos! Finalmente la satisfacción de los sueños llega a ser la misma para cualquier rubro. No existe eso de «felicidad elevada» o «felicidad mediocre». La felicidad es una sola en el sentido que las sensaciones experimentadas son prácticamente las mismas para toda meta alcanzada.

Puedes sentir, por ejemplo, la misma felicidad entre tener el carro del año y ver a tu hijo graduarse de la universidad. La sensación es la misma en el sentido que ambas son metas con cierta cuota de deseo que son satisfechas.

Lo importante es la autenticidad de los sueños; es decir, que los sueños sean producto de una reflexión personal e independiente con el objetivo de alcanzar una satisfacción plena. Esta precisión es importante, porque los sueños personales pueden verse influidos por los hábitos de consumo dentro de una sociedad bombardeada por la publicidad aspiracional.

Quizá estás con la duda. ¿De qué sueños personales hablo? Pues unos muy sencillos. Pasaré a enumerarlos para divertirme un rato:

  1. Hacer una fiesta en mi casa y en un momento determinado de la noche, salir con una casaca de cuero y gritar a viva voz: «¡Qué empiece la juerga!». Ya saben, como Julián Legaspi en «Calígula, el ángel vengador».
  2. Sostener un fusil  M1 Garand. Suma puntos si fue utilizado durante la Segunda Guerra Mundial.
  3. Correr una maratón. Para esto ya ando entrenando desde casi un año.
  4. Hacer un salto en paracaídas.
  5. Participar en alguna recreación de escena bélica. Seguro saben de qué trata: esas puestas en escena para conmemorar batallas o combates. En Perú se hace una en especial por la Batalla de Ayacucho.

Esos son de momento los que me acuerdo. Me alegra saber que no necesito ser millonario para cumplirlos, sino disponer de muchas ganas. De hecho, ¿por qué no agregar ser millonario en mi lista de sueños? Pues debido a que el dinero es solo un medio para la adquisición de objetos y servicios. El dinero es un medio, no un fin en sí mismo. Por esta razón, anhelar a ser millonario es en el fondo desear tener las posibilidades de hacer todo lo que a uno le plazca, sin desarrollar así un criterio de lo que realmente se desea en la vida.

Me interesa saber qué opinas. ¿También tienes sueños así sencillos como los míos? Al menos con sueños así, uno puede pasarse la vida sonriendo sin preocuparse de la frustración.