Universos infinitos, verdades universales

Tú, si estas leyendo esto, te diré que eres un universo único de sensaciones, pasiones, defectos y valores. Ese eres tú, es tu huella emocional, tu carta de presentación ante demás universos que luchan por un espacio para sobrevivir, algunos imponiendo sus ideas, otros aceptando la relatividad de los valores universales. ¡Incluso los transgresores de tu manera de analizar el mundo pertenecen a una orden natural del universo!

Sin embargo, en algún recodo del camino, te cuestionarás si tus verdades pueden ser apreciadas por el resto de universos. No estoy hablando de autenticar lo que sientes a través de la opinión del resto, sino transmitir esa verdad para que sea considerada como tal, y no una mera sensación circunstancial; una labor parecida a explicarle a los daltónicos que el césped es verde cuando ellos lo aprecian de otro color.

Lo importante es ser fieles a nuestro propio universo, convencernos de lo que sentimos, respiramos y apasiona de verdad. Cuando se trata de exhibir esa verdad a otros universos, ten muy en cuenta el desacierto que puedes sentir al ser medido por la misma vara, como si tu verdad pretendiera imitar otra verdad pasada para ser recién validera para los demás. Todos somos una mezcla única de emociones, por lo que nuestras verdades no se limitan a sacudir los miedos del pasado, sino sentar la base de un nuevo comienzo para apreciar, ya en muchos años, el trayecto de una confesión sincera, esa que se originó con amor en las más largas reflexiones. Una verdad que derrocha su determinación cuando los párpados descubren los ojos, que teme ser desperdiciada por los temores del ayer, la misma verdad que brilla segura del devenir.

Foto: ESO – Wikipedia