La soledad no es «estar solo»

Mi dormitorio es el más pequeño del apartamento donde vivo en Madrid. Recuerdo la mañana, luego de 16 horas de viaje, cuando la casera me lo mostró sin mucha expectativa sobre mi reacción. Para su buena suerte ocurrió todo lo contrario: me fascinó el espacio y se lo dije al instante. Ella puso cara de póquer, simplemente no lo creía, porque no tiene mucha gracia. No sé exactamente cuánto mide el dormitorio, pero entran una cama de casi dos plazas, un estante medio flojo, una mesita de noche, un escritorio y…

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