Hoy puede ser un día distinto

Hasta hace unas semanas tenía la energía de hacer cosas distintas todos los días, desde tomar un bus diferente para ir al trabajo hasta ir a comer donde nunca antes imaginé. Esta práctica es divertida hacerla cuando tienes con quién compartir esta filosofía, sea una pareja estable o solo un amigo.

Lástima que a veces nadie comprende estas ganas de romper con la rutina, pero siempre hay excepciones a la regla. Si llegas a conseguir a alguien o si ya tienes la suerte de que ese alguien sea tu pareja, pues aprovecha en detenerte un día antes de ir al hotel y decirte: «Hoy hagamos algo diferente». Ese algo no necesariamente tiene que ser muy costoso (aunque la mayoría es así), sino cosas sencillas pero que nunca antes se hicieron como, por ejemplo, ver el amanecer desde el cerro San Cristóbal o pasar la noche en el Presbítero Maestro.

Cada vez que hablo mucho del tema me condenan de hipster, pero ocurre que solo quiero contagiar estos ánimos de no ser conformistas y dejarse sorprender todos los días. Divertirse donde menos se te ocurre, como en la cola del banco, es donde explotamos nuestra creatividad para pasarla bien en una comedia muy improvisada.