A la chica de París

Creo haber perdido el control de mis sueños. Desde hace dos noches, una simpática mujer de tierna sonrisa con vestido blanco, de ojos felices y grandes, de cabello moteado con polvo de oro, me persigue por las calles de París para jugar a quitarme la vida. El juego consiste en ella dándome caza durante las noches parisinas para besarme hasta dejarme al borde de la vida, porque sus labios tienen el extraño poder de quitarme el aliento, las fuerzas y el sentido de la vigilia hasta dejarlos al mínimo. Lo…

Leer más