Revelan que 536 fue el peor año para estar vivo en la historia

Hoy en día pensamos que todo pasado fue mejor. De algunas manera, lo que hacemos es idealizar las experiencias pasadas frente la incertidumbre del presente. Lo curioso es que los antiguos también habrán pensando que el pasado fue mejor ante la incertidumbre de su presente. ¿Me dejo entender? Algo así como ‘Medianoche en París’ (2011), cuando el protagonista descubre que incluso las personas de la Belle Epoque añoraban un pasado mejor.

El peor año de la historia de la humanidad

Teniendo en cuenta el relativismo sobre el «pasado fue mejor», ¿qué tal si echamos un vistazo a cuál fue el peor año de la historia para vivir? Parece una pregunta muy divertida para cualquier reunión con los amigos, pero sucede que la ciencia ha aportado lo suya con una respuesta bastante sólida.

El peor año para vivir es el 536. Michael McCormick, historiador medieval y arqueólogo de la Universidad de Harvard, explicó a Science Magazine que desde ese año no hubo recuperación económica hasta 640 por culpa de las condiciones meteorológicas y epidemiológicas.

Sucede que en 536, durante el décimo aniversario del reinado del emperador bizantino Justiniano el Grande, el cielo se cubrió de una niebla polvorienta que cubrió los rayos solares. Esto ocasionó un descenso de la temperatura que llegó a la marca de ser el clima más frío registrado en los últimos 2300 años. A esto se suma los daños colaterales como sequías, fallos en los cultivos y una hambruna generalizada.

Años después, en 541, la peste bubónico hizo lo suyo en Egipto, donde la epidemia se conoció como la ‘plaga de Justiniano’. McCormick habla de un colapso de un tercio a la mitad del Imperio Romano del Este.

La niebla misteriosa

Recientes investigaciones apuntan a que la catástrofe mundial a inicios de los 530 se debió a actividad volcánica. Las cenizas expulsadas a la atmósfera fueron tan densas que llegaron a cubrir los rayos del sol, ocasionando un corto enfriamiento global.

Según muestra de hielo analizadas en la Antártida y Groelandia, hubo dos erupciones considerables, una registrada en 536 y otra en 540. Recién un siglo después se pudo notar a través de la renovación del hielo que hubo una mejora en el medio ambiente.

Foto: Open Grid Scheduler – Flickr. Bajo licencia de Creative Commons