¿La adicción al sexo es realmente una ‘adicción’?

El sexo preocupa más por su ausencia que por su exceso. La falta de deseo sexual ya ha dejado de ser un tabú en una sociedad cada vez más ‘sexualizada’.

¿Pero qué sucede en el otro extremo? ¿Realmente se puede padecer de una adicción al sexo?

La respuesta corta es sí. La adicción al sexo es tan preocupante como su completa ausencia, aunque lo veamos como algo «menos negativo» considerando que vivimos en una sociedad que valoriza el rendimiento sexual como «éxito» en la pareja.

A qué llamar adicción sexual

Para los expertos, la adicción al sexo aún es algo que sigue en debate. De acuerdo con la BBC Mundo, la organización británica de apoyo a las personas con problemas en sus relaciones Relate define la adicción sexual como «cualquier actividad sexual que una persona siente que está ‘fuera de su control'».

La Organización Mundial de la Salud (OMS), por su parte, debería aprobar en mayo de 2019 la inclusión de «Trastorno del comportamiento sexual compulsivo» en su Clasificación Internacional de Enfermedades.

Mientras la OMS tenga ese pendiente, el deseo descontrolado de sexo no es oficialmente una adicción.

Casos en aumento

Aunque de momento sea un alivio porque no se trata de una adicción oficial comparable con el consumo de drogas, el número de adictos sexual viene aumentando con el tiempo. Según cifras de la Asociación para el Tratamiento de la Adicción al Sexo y la Compulsividad de Reino Unido, el número de terapeutas sexuales se ha duplicado en los últimos cinco años, mientras que el número de adictos se ha cuadruplicado en la última década.

Además de los riesgos de transmisión sexual, la adicción al sexo acarrea problemas social, económico y familiares. Los testimonios compartidos por la BBC dan cuenta del gasto diario que se requiere para contratar prostituas, la infidelidad en el matrimonio, la inestabilidad en el placer sexual y los estragos de la clamidia.

Esperemos que con la resolución de la OMS la adicción al sexo pueda ser tratado con mayor profesionalidad, para acabar así con la percepción de que solo se trata de «buscar placer».