De maravillosa pesadilla

Anda,
tócame
las manos
que creo
desaparecer
entre los
suspiros…
Dame
una última
caricia
-aunque
sea de ruego-
para difuminarme
entre la
neblina
y las luces
de la
imaginación…
Dame un beso
que de mentira
creeré
que es de amor.
Dame una
última sonrisa
-aunque sea
porque desapareceré
de tu vida-
para creer
que sentí
alguna vez
la felicidad.
Solo dame
las buenas
noches
de eternidad,
que dormir
es lo más
cerca a
las simulación
de la muerte:
dueña de un
adiós de
por vida,
a los besos
que duran
para siempre
en el recuerdo
de los vivos…
Ella mi
amante
cuando
me entrego
en la más
obstinada
versión
de los sueños,
en las
invenciones
maravillosas
y de pesadilla
que saben
a los besos
que te esperan,
esos que
nunca te di.