Compararte

Compararte con mi tristeza
hablo más de tus caídas
y cicatrices de rodillas.
Si te igualara
-si me osaría a hacerlo-
no hablaría más
que tu silencio
tan tuyo
tan sin gesticular palabra
triste para saber
lo que me dices.
Si te comparara
y te convenciera,
no sería más que una lágrima
estilo cocodrilo
que cae al mar.
Que si te gano en el yan ken po
de las nostalgias
no seria más que
la vida corta,
que las ilusiones pesan
como rocas,
que eres libre
como una hoja de papel.

Que no te comparo
con mi tristeza,
Pequeñita,
porque sabre yo
-y apiádese de mi Señor-
que escondes más allá
de tus travesuras
o cuando pidas justicia
y sabrás que la vida
solo es un sermón.

Foto: Dean Hochman – Flickr. Bajo licencia de Creative Commons